miércoles, 26 de febrero de 2014

5. Just wanna take me home.


Se puede decir que ahora estaba en ese estado por las mañanas cuando estas en la cama y te estas "despertando".

Que a ver, en realidad ya estaba despierta, pero no tenía ganas de abrir los ojos.

Notaba como el sol se colaba entre las cortinas y en cierto modo me molestaba, pero decidí permanecer con los ojos cerrados y aprovechar las pocas horas de sueño que me quedaban.

Hoy empezaban las clases y sinceramente no tenía ganas ni de mover un músculo.

Claro, es que con la tarde que pasé ayer con los chicos, no me extraña. 

La única buena noticia y que me daba fuerzas para levantarme es que hoy al volver del instituto iré con James al aeropuerto a recoger a Bigotes.

No queda nada.

 

Desde el otro lado de la pared, en el cuarto de Lottie, se oía funcionar la ducha.

Probablemente debería de haberme levantado ya de la cama, pero decido que la pereza gane este asalto.

 

Mis ojos seguían cerrados.

Un leve picor subía por mis fosas nasales y yo intentaba aguantarme el estornudo, pero me fue imposible, debido a la alergia, por las mañanas siempre tengo rinitis.

Al estornudar oí como alguien gritaba a escasos centímetros de mi cara y automáticamente mis ojos se abrieron, dejándome a la vista a dos ojos azules, los cuales ahora estaban verdaderamente abiertos, supongo que los míos estarán igual.

 

Me incorporé rápidamente debido al gran susto y, por desgracia y debido a la gran suerte que tengo, mi cabeza se golpeó junto a la dueña de esos ojos azules que hace unos segundos se encontraban pegados a los míos.

 

-¿Por que coño has estornudado Beth? Joder, yo solo venía a despertarte.- Gritó la voz de un chico que reconocí perfectamente, el cual ahora tenía el ceño horrorizado mirándome fijamente, ¿puede ser que sea por que le he estornudado en toda la cara?

 

Estallé en carcajadas.

La imagen de Lou asqueado por mis babas esparcidas por toda su cara mientras intenta calmar el dolor en la parte superior de la cabeza era muy graciosa.

 

-¿Despertarme? Pero si te dije que tenía la alarma programada.- Le contesté e intenté calmar mi risa.

Lou cambia la expresión en milésimas de segundo.

 

-Eh.... si, veras es que.... me parecía divertido... y luego tu has estornudado... y dolor..... con mocos....- Tartamudea. Claramente está nervioso.- Eh bueno si, mejor me voy, cambiate que se te hace tarde para ir a clase.

 

Dijo y salió por la puerta como un rayo.

Este chico es muy raro.

 

-Nunca te metas con una Redford, Tomlinson ingenuo.- Contesté, mas para mi misma que para el, ya que no podía escucharme.

Cuando se fué, cerré la puerta de mi cuarto para poder ducharme y cambiarme tranquila.

 

La verdad es que no tenía ni idea de que ponerme en el primer día de clase, se suponía que debía dar una buena impresión, pero sin pasarme.

Bueno... pero tampoco es que me importara lo que pensáran los demás de como vista el primer día de clase.

Decidí no calentarme la cabeza ahora con el tema de la ropa y entrar a la ducha, al final se me haría tarde.

 

Cerré la puerta, me deshice de la ropa para entrar en la ducha, me hice una coleta (ya que el pelo lo lo tenía limpio por que me lo lavé anoche antes de ver las fotos con los chicos) y entré a ducharme de una vez por todas.

 

Una vez terminada la ducha, me enjuagué y salí. Me sequé con una toalla y la enrollé al rededor de mi cuerpo.

Yo era de las personas que por las mañanas antes de vestirse y todos esos rollos prefería peinarme, ponerme rimel, corrector y una vez hecho todo esto disponerme a vestime. No me solía maquillar mucho, ya que no quería que pareciese que había metido la cara en un bote de colacao.

 

Salí del baño e inmediatamente una pequeña ráfaga de aire me golpeó en la cara y me estremecí ¿Que hacía la ventana abierta?.

Avancé unos pasos mas por mi cuarto para cerrarla, pero me percaté de que había alguien detrás mía.

Giré sobre mis talones y la observé dejar una especie de uniforme encima de mi sofá de cuero blanco.

Espera, ¿uniforme? Parece que ella ya iba vestida con el.

 

-¿Lottie?.- Pregunté. No la veiais, pero se podría decir que tenía cara de pocker en estos momentos.

 

-Eh.. Beth.-Contestó. Por su tono de voz se podía notar que está situación le incomodaba bastante.- Papá me ha dicho que suba a dejarte esto aquí, cambiate rápido que llegamos tarde.

 

-¿Pero.. eso es un uniforme? ¿para el instituto?- Volví a preguntar.

 

-Si, para el instituto, date prisa.- Contestó e hizo amago de salir por la puerta pasando por mi lado.

 

-¡Espera!.- La detuve agarrándole por una muñeca.- Pero los chicos no llevan uniforme, ¿Por que nosotras si?.

 

-Beth, nosotras no vamos al mismo instituto que Lou y sus amigos, Papá quiere que vayas al suyo, la Golden Academy Secundary.

 

-¿la Golden que? y...¿A que te refieres con suyo?.-Mi cara de pocker aumentaba por momentos.

 

-La Golden Academy Secundary, pero la llaman GAS para acortar y tal. Y bueno si, con suya me refiero a que Papá es el director.- Me explicó y vale, necesitaba que recogiesen  la mandíbula del suelo.

 

-Eh... vale, y ¿esto cuando me lo iba a decir?.

 

-Te lo estoy diciendo yo ahora, bueno, aún tengo que desayunar así que.. supongo que hasta ahora.- Terminó de explicarme, solté su muñeca y salió por la puerta.

 

-Pero... ¿Lottie? Una última cosa.

 

Lottie asomó la cabeza por el marco de la puerta y movió la cabeza, dándome a entender que hable.

 

-¿Por que le llamas papá si no es tu padre?.- Pregunté. Intentaba no sonar muy borde.

 

-Eh.. bueno no sé, supongo que ya me he acostumbrado, ha pasado mucho tiempo.

 

-¿Hace cuanto tiempo que se casaron?

 

-Tres años.

 

-¡¿Tres años?!

 

Lottie asintió con la cabeza y mi cara ya no era de pocker, si no que ha pasado a la de frustrada, confundida y sobre todo enfadada, muy enfadada.

Mas de lo que ya lo estaba con mi padre. ¿Tres años casado con Johanna? ¿No tardó ni año y medio en olvidar a mamá? Será cabrón.

 

-Eh.. Beth.- Dijo Lottie por milésima vez y esta vez por fin pude contestarle, pero no dije nada, simplemente levanté la cabeza.- Os quiere mucho, tienes un buen padre, ojalá el mío fuera así.

 

No sabía lo que dicía. Vale, si que es cierto que cuando mis padres estaban juntos mi padre siempre se portaba genial conmigo.

Pero supongo que hay mucho rencor acumulado durante estos cuatro años.

Yo podría perdonar, pero no olvidar.

Aunque ese día aún está lejos. Mucho, quizá demasiado.

 

-Bueno si, lo que tu digas. Voy a cambiarme, esperame abajo.-Dije y le cerré la puerta, pero no de mala forma.

 

Suspiré y observé el uniforme tendido encima del sofá.

Era bastante simple, consistía en un polo blanco con el escudo del colegio cosido al lado izquierdo de este (el cual era un libro que lleva encima un corazón, ambos son atravesados por una flecha y arden en llamas. Muy bonito), una falda azul marino, con calcetas hasta las rodillas del mismo color y con los zapatos mas de los mismo.

Lo único que resaltaba era un jersey rojo que supongo también tendría que ponerme, que al igual que el polo, llevaba el escudo cosido al lado izquierdo.

 

Me deshice de la toalla que envolvía mi cuerpo.

Puse mi ropa interior correspondiente y me vestí con las prendas del uniforme un poco a regaña dientes.

 

Aunque no lo creáis llevar uniforme no es lo que me molestaba.

En cierto modo me gustaba mas llevar uniforme por que así no tenía que calentarme la cabeza pensando que tengo que ponerme o por dar una buena impresión.

Un claro ejemplo es lo que me ha pasado antes.

En realidad lo que me molestaba de todo esto era que no me lo había contado, quiera o no, estos rencores y estos pensamientos hacia mi padre siempre estarán ahí.

 

Preferí no darle mas vueltas y terminé de vestirme lo más rápido posible.

Esperaba que me diera tiempo a desayunar.

 

Una vez cambiada y lista me miré en el espejo de cuerpo entero que había detrás de la puerta y, la verdad es que me gustaba como me quedaba el uniforme, me hacía las piernas mas finas y largas, aunque seguro que solo era mi sensación.

Me peino por última vez y salgo de mi habitación, no sin antes haber cogido mi mochila de cuero negra con tachuelas.

Claramente no me iba a llevar la mochila “oficial” por llamarla así, para el primer día de clase.

Esta mochila era un poco mas pequeña de lo normal, pero cabía todo lo necesario, una libreta pequeña, mi estuche, el movil y la cartera.

 

Bajé por las escaleras ya habiendo cerrado la puerta de mi cuarto y para mi sorpresa no había nadie.

Escuché pasos detrás mía, me giré y ví que era papá.

Aceleré el paso para no tener que toparme con él y entré en la cocina, en ella se encotraban James y Lottie desayunando.

 

-¿Y Lou?.- Pregunté sirviéndome un vaso con zumo de naranja. A esta hora es lo único que podría desayunar, apenas quedan veinte minutos para las nueve, supuse que entraría a esa hora.

 

-El entra a las ocho, ya se ha ido.- Contestó Lottie, acabó su desayuno y se levantó para echarle un agua.

 

-Ah vale, pues Ja...-Me interrumpieron.

 

-¿Vamos Lottie? El cohe ya esta fuera.- Hizo una breve pausa y me miró.- Beth, he pensado que igual no te gustaría llegar con el director el primer día de clase, así que si quieres puedes coger el autobús escolar, pasa por aquí en...-paró y miró su reloj.- En exactamente diez minutos.

 

Yo no contesté, simplemente realicé un leve asentimiento de cabeza.

 

-Aunque si quieres puede venir con nosotros en el coche, ya sabes.- Estaba incómodo, se le notaba.

 

-Vale papá lo he captado, voy en autobús, no te sulfures.- Contesté por fin con un tono un poco cortante.

 

No contestó, ninguno de los dos lo hizo, Lottie cogió su pequeño bolso colgado en una de las sillas de la mesa de la cocina y salieron los dos por la puerta.

 

Yo suspiré.

Me sienté y comí una de las galletas que hay en un tazón encima de la mesa.

Ahora tenía más tiempo para desayunar ya que me sobraba un poco mas de tempo.

Pero no el suficiente, me terminé las galletas, me puse la pequeña mochila de cuero y salí de la cocina.

 

James estaba tumbado en el sofá del salón viendo la tele.

El muy listo no tenía instituto, empezaba la universidad la semana que viene.

Es que claro, allí eran mas listos, ¿a quien se le ocurriría empezar las clases un viernes?

A los universitarios no, está claro.

 

Me disponía a salir, pero recordé algo importante y entré de nuevo al salón.

 

-James, no te olvides de recoger a Bigotes porfi, tengo muchas ganas de verle.

 

-No te preocupes Beth, por cierto, pasatelo bien en el nuevo instituto y haz muchas amigas. Pero no hagas travesuras el primer día de clase, causa buena impresión a los nuevos profes.

 

-Si papi.- Guiñé el ojo a mi hermano mayor y salí por la puerta.

Hace una mueca con la cara al caer en la cuenta de que lo que acababa de decir sonaba bastante raro.

 

A unos veinte metros podía ver la parada de autobús.

cuando llegué me senté en un banquito que había en esta.

 

Me sentía un poco vulnerable, nunca me había pasado esto, en el colegio al que iba en Irlanda empezaba en preescolar y me matricularon desde pequeñita así que nunca había pasado por la presión de ser la nueva de la clase o algo así, pero supongo que siempre  existe una primera vez para todo ¿No?

 

Antes de que me diera cuenta el autobús ya se estaba aproximando por el principio de la calle.

La verdad es que me lo imaginaba amarillo como en las pelis o en los dibujos, pero no era así.

Era como los autobuses estos de turistas que solían pasar por mediados de primavera por delante de casa. Si, mi casa, Irlanda, no aquí.

 

Nunca antes había ido en autobús al colegio, ¿y si resulta que acaba siendo como en las pelis poniéndome la zancadilla por ser la pringada?

Definitivamente había visto muchas películas.

 

El autobús se aproximaba por la calle, cada vez mas cerca y decidí levantarme del pequeño asiento de la parada de autobús.

Se paró frente a mi, me planché la falda con las manos un poco, suspiré y las puertas se abrieron.

 

Subí y una señora muy guapa y rubia con el pelo rizado me saludó al entrar, la conductora.

No era la típica gorda cascarrabias pelirroja desaliñada con la gorra y el uniforme de conductora. Esta señora era mas agradable.

 

Me dedicó una sonrisa, que me transmitía tranquilidad y confianza, enseñándome su perfecta dentadura y avancé por el pasillo del autobús.

 

Para sorpresa mía, todo lo que había en el pequeño autobús con chicas.

Me sentía un poco indefensa delante de todas ellas, ya que todas se conocían y eso.

Seguí avanzando por el pasillo y hasta el momento todos los asientos estaban ocupados por chicas o mochilas impidiendo que me siente al lado de alguna.

 

Casi al fondo del autobús reconocí una cabeza morena atada en una trenza de espiga a un lado con un gorro sobre esta de ojos verde e inmediatamente supe quien era.

Además. Para mi buena suerte, el asiento a su lado estaba libre.

Me dirigía hacia ella y cuando llegué me paré antes de sentarme, pero no pareció darse cuenta de que estaba ahí parada a su lado.

Estaba enfrascada en la misma cámara que el otro día en el aeropuerto.

 

Hice una tos bastante falsa durante unos segundos para captar su atención. Nada.

Después de varios intentos, me decidí por hablarle.

 

-Perdona... ¿Tu eres la que me estampó el otro día el movil contra el suelo?.- Claramente sabía que era ella, pero decidí hacerlo así para llamar más su atención.

Me senté a su lado.

 

Sarah apagó la cámara, la guardó y me miró.

Inmediatamente cuando me vió una sonrisa se plasma en su cara, me miró mas detenidamente y su sonrisa se ensanchó al ver que llevaba el uniforme del instituto y que estaba ahí, con ella.

 

-¡Elizabeth!- Dijo alegremente con su acento inglés tan gracioso y se dejó llevar por un abrazo.- Quiero decir, Beth, ¿que haces aquí?, ¿te has subido en esta parada?, te iba a llamar para quedar este finde, me caíste genial jo, ¡es que aún no me creo que estés aquí!

 

-Wow Sars tranquila.Yo también me alegro de verte aquí- Hice una breve pausa mientras ella me observaba atentamente.- Pues.. resulta que mi padre es el director, ya te conté en el aeropuerto que venía a vivir con el y eso. Y.. si, me he subido en la parada que has dicho.

 

-Primero, ¿Sars?.- Preguntó, pero mantenía la sonrisa en sus labios.

 

-Mmm si, me gusta. ¿Sabes? Siempre he querido llamar Sarah a mi hija, me parece una pasada de nombre.

 

Sarah puso cara de ternura y soltó un breve “oiiins” pero rápidamente sacudió la cabeza para decirme lo que tenía que decirme.

 

-Y segundo, ¡¿como que eres la hija de el director?!.- Dijo mas alto de lo normal y yo rápidamente le tapé la boca esperando que no le haya oído nadie, no quería caer bien a la gente simplemente por que soy la hija del director, o que pasase exactamente lo contrario.

 

-¡¡Shh!! Sars, que no quiero que lo sepa nadie.- La regañé por su grito de hace unos segundos esperando que nadie del autobús lo haya oído.

 

-¿Por que? ¡Pero si tiene que ser una pasada ser la hija del director!- Volvió a chillar y yo le pongo la mano en la boca otra vez.

 

-Joder Sars, al final te pongo un bozal enserio.- Le dije, se calmó y le destapo la boca.- Mira, no me llevo bien con mi padre, y no quiero que nadie sepa que soy la hija del director ¿vale?

 

-Pero...

 

La interrumpí antes de que terminase la frase.

 

-Pero nada Sarah, prometemelo.Le exijo.

 

-Vale, te lo prometo.

 

Le dí un abrazo en forma de agradecimiento y me dí cuenta de algo. Sarah y yo íbamos a ser muy grandes amigas.

 

Antes de que pudiera darme cuenta el autobús paró en frente de el GAS, que wow.... era enorme, tenía un campus con mesitas para comer, arboles y un césped muy cuidado, mas que un instituto femenino (que es lo que me ha dicho sarah) esto parecía una universidad, era totalmente alucinante y lo mas increíble es que me gusta y todo.

Me levanté del asiento del autobús, cogí mi mochila y caminé hacia su salida, Sars me sigue.

Al bajar solo habían chicas bajando de sus coches, de los de sus padres, saludando a otras chicas o yendo hacia la entrada.

Todas con el mismo uniforme.

Sarah y yo imitamos a estas últimas y fuimos hacia la entrada del edificio de color crema con detalles súper bonitos en las paredes que me impresionan bastante.

Nunca creí que un instituto podría ser así.

 

-Vamos Beth, te estas quedando embobada, hay que ir a ver en que clase nos toca.- Me dijo Sars, me agarró por la muñeca y practicamente me arrastró mientras yo lo seguía observando todo con detenimiento. Esto era precioso.

 

 

 

 

Por desgracia a Sarah y a mi no nos había tocado en la misma clase, yo ahora estaba sentada en uno de los pupitres de la mía y supongo que ella estará haciendo lo mismo.

A mi lado habís una chica bastante mona que tenía el pelo negro y ojos claros y que me resultaba muy interesante, era bastante similar ami.

Solo que ella puede que fuera mas callada o tímida.

Llevaba las dos muñecas cubiertas por un montón de pulseras y habís algunas de grupos de música que podía reconocer perfectamente, pues eran unos de mis favoritos.

Parecía no tener amigas, ya que no se relacionaba con nadie desde que la he visto entrar por la puerta delante de mí.

La suerte que había tenido de encontrarme con que Sarah vaya a este instituto no lo sabía nadie.

 

El profesor entró en clase, se presentó como el Sr.Morris y empezó a repartir los horarios y explicar los criterios de calificación y esos temas.

Cuando se paró una o dos mesas delante de la mía para sacar otra hoja mas y entregársela a su correspondiente, tocaron a la puerta.

Toda la clase se giró hacia la puerta para mirar quien era la que había tocado a la puerta.

 

A continuación del sonido de los golpes en la puerta, esta se abrió y de esta entra una chica bastante menuda, rubia de ojos marrones bastante guapa y que me resultaba extremadamente familiar por algo que no lograba adivinar.

 

-Sta.Harrison, empezamos bien el curso llegando tarde el primer día, haga el favor de ir a sentarse en su sitio.-La regañó el profesor y la chica que me seguía resultando extrañamente familiar corrió hacia un sitio en primera fila. Todos los demás estaban cogidos.

 

 

 

(…)

 

 

 

 

Las demás clases del día se me pasaron volando, solo habían sido presentaciones de profesores, horarios, material... ya sabéis, esas cosas que se suelen hacer el primer día.

 

Ahora estaba saliendo con Sarah por la puerta del edificio ,como horas antes habíamos hecho esta mañana, a punto de subir otra vez al autobús de vuelta a casa, la verdad era que no había estado tan mal el primer día de instituto.

Todo era bastante agradable y bonito por donde me alcanzaba la vista.

Pero lo que si que me seguía rondando por la cabeza y me tenía un poco ida desde esta mañana era el saber por que me sonaba tanto la chica impuntual de la clase del Sr.Morris.

 

Sacudí mi cabeza e intenté sacarla de mis pensamientos, estaba subiendo al autobús y la agradable conductora me saludó amablemente de nuevo.

Esta vez yo iba delante de Sars y logré sentarme en la ventana, no como esta mañana.

 

Antes de que el autobús arrancara para llevarme a casa. La chica impuntual pasó por delante de nuestra ventana y se subió a la moto de un chico, a decir verdad, muy bien dotado, moreno de ojos color miel, con un poco de barba, mandíbula marcada, espalda ancha... que bien sabía montárselo la impuntual..

 

El chico moreno arrancó la moto, se puso el casco y me guiñó un ojo. Ay.

 

Antes de poder emocionarme me dí cuenta de que Sars estaba babeando y suspirando entre cortadamente por el detrás mía, y también me dí cuenta de que el guiño no iba hacia mi, si no hacia ella.

 

-Eh Sars, cierra la boca que goteas.-Bromeé, se me escapó una gran risa y Sarah no tardó en fulminarme con la mirada.

 

-¿Pero has visto lo guapo que es?, que suerte tiene Cassandra Harrison de vivir con el uf.- Una vez mas volvió a suspirar y a mi al escuchar ese nombre completo por fin se me encajaron todas las piezas del puzle.

 

-¿Como has dicho que se llama?- Le pregunté a Sars.

 

-Cassandra Harrison, ¿La conoces?.

 

-Si, vamos, eso creo, jugaba con ella a hacer tartas de barro en el jardín de mi Tía Megan, era mi vecina.-Le expliqué.-Pero claro, de eso hace ya mucho, luego se mudó por que...

 

No quería acabar la frase y decir que se mudó por que su madre y ella sufrían malos tratos por parte de su pare.

No creo que es algo que me beneficiara ir contando y mucho menos que le interesara a alguien.

 

-¿Por que...?

 

-Por que la casa se les quedó pequeña y no sé, se mudaron y ya.

 

-Ah vale, bueno, te bajas ya ¿no?

 

-¿Que?

 

Sarah me cogió de la mandíbula y la giró hacia la ventana.

No me había dado cuenta de que ya estábamos en mi parada, se me había pasado volando.

 

-Eh.. si Sars, oye, ¿Quieres venirte a casa un rato? Podríamos hacer una tarta de Nutella, me salen buenísimas. Es viernes y eso y me has dicho que tu casa esta cerca así que...

 

-Claro Beth, estaba esperando que me lo preguntaras.- Dijo con una sonrisa en la boca al escuchar la palabra Nutella, se levantó, cogió sus cosas al igual que yo, avanzamos por el pasillo hasta la salida, me despedí de la conductora amable y salimos del autobús.

 

Caminamos hasta casa hablando de cualquier cosa y cuando fuí a meter la llave que me había dejado papá el día que llegué en la cerradura se escucharon una especie de... ¿gritos? Mas bien parecían patos graznando. Lo que me faltaba...

 

-Ay Dios...- Dije mientras rodaba la llave para abrir la puerta y lo que nos encontramos no tiene nombre.

 

Cuatro chicos acompañados de palomitas tiradas por el suelo, cajas de pizza bacías, cojines tirados por el suelo y jugando al GTA en el salón. Menudo desastre.

 

-¿Que ha pasado aquí, un tornado o algo así? Está peor que cuando llegué.- Chillé y el único que pareció percatarse de nuestra llegada fue Niall, el cual tenía en la boca un pedazo de pizza y que cuando nos vió se levantó y vino hacia nosotras.

 

-Ey Beth, ¿no nos vas a presentar a tu amiga?.- Dijo Niall, aún con el pedazo de pizza en la boca, este chico comiendo, que raro. A Sarah parecía hacerle mucha gracia.

 

-Oh Niall, yo estoy genial, gracias por preguntar.-Fingí una sonrisa.-Y mi primer día de clase también. Por cierto, esta es Sarah, Sarah, este es el idiota de Niall, mi vecino desde los cuatro años.

 

-Oh, me ofendes.- Dijo Niall poniendose una mano en el pecho y se hizo el dolido.- Encantado de conocerte Sarah.

 

-Igualmente Niall.- Sarah le respondió amablemente con una sonrisa, pero puedo decir que no había intenciones detrás de esta.

En cierto modo no tengo ni idea de por que, pero me alegro de que no sea así.

 

El siguiente en saltar del sofá fue Harry, podría jurar que al oír la frase”¿no me presentas a tu nueva amiga?” se le iluminaron los ojos.

Se acercó y miró a Sars de arriba a abajo.

Puedo decir por su sonrisa repentina que le gustaba lo que veía.

 

-Harry, esta es Sarah, la conocí el otro día con Lou en el aeropuerto, Sars, este es Harry, mi otro vecino de la infancia.-Me apresuré a decir.

 

-Que suerte tuvo Lou de conocerte antes.- Dijo y le guiñó un ojos a Sars, esta se sonroja <<oh dios>>.- Encantado de conocerte Sarah.

 

Se dieron dos besos.

 

-Igualmente Harry.- Dijo sarah con una sonrisa y aún sonrojada, a diferencia de la que le había puesto a Niall, detrás de esta si que podía decir que había intenciones.-Jolín Beth, ¿Pero tu cuantos vecinos buenorros tuviste en la infancia?

 

Se me escapó una risita y seguí con las presentaciones.

 

-Bueno, a Lou ya lo conoces y este es...- Miré hacia el salón donde hace unos segundos se encontraba mi hermano mayor enfrascado a la tele, pero justo cuando le iba a presentar a Sarah ya no estába. Que oportuno.- Bueno, no importa, no tengo ni idea de donde está.

 

-Pues mira detrás tuya.- Oí la voz de James a mis espaldas, giré sobre mis talones y no pudé creer lo que veía.

 

¡¡Lleva a Bigotes en brazos!!

 

Rápidamente como si fuera un auto reflejo me lancé a por el y lo cubrí de besos.

Lo echaba tanto de menos.

 

-Procura no encariñarte mucho Beth, no se puede quedar en casa, Johanna es alérgica a ellos, lo siento.- Dijo Lou a mis espaladas y mi estado de ánimo bajó un noventa y ocho por ciento.

 

-Pero..¿ Y entonces que haremos con el?.- Dije mirando con cara suplicante a James, el cual me devolvió la mirada rápidamente, pero sabía que el no podría hacer nada.

 

-Hemos hablado de esto antes de que vinieras, Harry tiene un amigo de clase que se lo podría quedar por un tiempo.-Explicó Niall poniéndome una sonrisa compasiva, que a decir verdad me subió el animo bastante.

 

-Pero, ¿Y cómo sé que lo va a cuidar bien o le va a dar todo lo que necesite a Bigotes?.-Pregunté, esta vez girándome hacia Harry.

 

-Beth tranquila, es de confianza.-Explicó.- voy a clase con el desde los quince años, podrás visitar a Bigotes siempre que quieras y además es muy guapo.-Dijo levantando levemente la ceja derecha.

 

-Eh idiota que es mi hermana.-Contestó James golpeándole el hombro derecho, Harry hizo una mueca de dolor.

 

Niall frunció el ceño.

 

-Esa información sobraba Harry.- Dijo Niall, y ahora estaba algo... ¿serio?

 

-Pero si no ha dicho nada malo el chico, mas tarde Beth comprobará si eso es verdad.- Defendió Sarah a Harry con una sonrisa en la cara.

 

Yo estallé a carcajadas.

 

-Bueno Harry, ¿Pero sabes cuando podréis ir a dejarlo? Mi madre viene esta noche y no creo que sea bueno que el gato siga aquí.-Dijo Louis, irrumpiendo esa pequeña pelea que habían ocasionado James y Niall.

 

-Eh... si, he llamado a Liam y dice que llegará a casa del gimnasio en una media hora.-Explicó Harry aún dolorido.

 

-¿Liam? ¿Liam Payne? ¿Hermano de Aria Payne?.- Preguntó Sarah.

 

-Eh... si, ¿la conoces?.-Contestó Harry.

 

-Iba a clase con ella el año pasado, pero nunca hablaba con nadie ni nada.-Explicó Sars mientras sacaba el movil para enseñar supongo que una foto de la supuesta Aria.

 

Era una chica de pelo oscuro y ojos claros que le resaltaban bastante con su piel pálida parecida a la mía.

-Esa chica está a mi lado en clase.- Dije.

 

-Niall se tiró a Aria en octavo.- Dijo Harry y salió corriendo hacia el salón para continuar con la partida del fifa con Lou y James.

 

-¿Que? ¡No! Cierra la boca Harry.- Bufó Niall nervioso.

 

Iba a contestarle cuando el sonido de un movil nos interrumpió. El de Sarah

Lo cogió y nos dio la espalda para poder hablar con quien quiera que fuera con un poco de intimidad.

 

-Eh... ¿Si?.- Contestó al teléfono.- Hola mamá.... pero ¿y la canguro?..... ah vale,  ¿pero es mur grave?...... bueno vale dile que ojalá no sea nada.... si, ahora voy, un beso... que si mamá, que no tardo no seas pesada que estoy aquí al lado.... si, hasta ahora.

 

Colgó el teléfono, se dio la vuelta y nos miró.

 

-Eh... chicos, me tengo que ir, al parecer a la niñera de Sophia le ha dado un chungo y no saben que tiene.-Nos explicó.

 

Yo fruncí el ceño.

 

-¿Sophia?.- Pregunté confundida.

 

-Eh.. si, mi hermana pequeña.-Explicó mientras volvía a guardaba su movil en la mochila que había llevado a clase.-Un día te vienes a casa y te la presento, es un poco plasta pero se le quiere.

 

Me dio dos besos, uno en cada mejilla, otros dos a Niall acompañados por una sonrisa y abrió la puerta.

 

-Dile a Lou, Harry y tu hermano que adiós también, Luego te mando un mensaje.

 

-Se lo diré, pero eh… si no te he dado mi número.

 

-No te preocupes por eso.- Rió y salió por la puerta.-Adiós.

 

A veces esta chica me da miedo.

Cerré la puerta y miré a Niall que estaba detrás de mí.

 

-Con que Aria Payne ¿eh?.-Le dije subiendo la ceja izquierda.

 

-¿Qué? Oh vamos Beth callate.-Dijo y enseguida se fue con los chicos al salón, claramente evitando el tema.

 

Yo me dí la vuelta, aún con Bigotes en brazos y los dos nos fuimos a la cocina, no pensaréis que me iba a quedar sin hacer mi tarta de  Nutella por que Sars había tenido que irse ¿No?

 

Cerré la puerta de la cocina, dejé a Bigotes en el suelo y busqué todos los ingredientes necesarios para mi tarta de Nutella, azucar, harina para el bizcocho, chocolate, cacao, Nutella obviamente.

 

Siempre se me había dado genial cocinar así que hacer una tarta de Nutella no sería ningún problema, el caso es que la Nutella no aparecía.

Y ¿Cómo hago una tarta de Nutella sin Nutella? Bien.

Dejé todo como estaba y cerré todos los armarios para ir a preguntarle a Lou donde estaba o en todo caso si había Nutella en casa.

Abrí la puerta de la cocina para ir al salón, pero unos ojos azules que venían exactamente en la dirección contraria que yo me lo impidió, chocando conmigo.

 

-Mierda Niall, mira por donde vas, ya es la segunda hostia que me meto hoy con alguien por esto.- Chillé y me toqué la frente, donde seguro que dentro de nada aparecería un moratón o un chichón, si no es por este, será por el de esta mañana.

 

-Joder a mi también me ha dolido.- Me miró a los ojos.- Tu eras la que salía, haber mirado si entraba alguien.

 

-Eh… iba a ir a preguntarle a Lou que si había Nutella, no puedo hacer la tarta sin ella.

 

-Mm.. Nutella.-Un poco mas y babea por ella.- No hay, me la comí yo ayer mientras te duchabas.-Me explicó. ¿Niall comiendo? Que raro.

 

-Joder Niall y ¿Qué cocino yo ahora? Tenía antojo de chocolate.- Digo y me cruzo de brazos.

 

-¿Y si haces magdalenas?

 

Lo pensé. La verdad es que mis magdalenas estaban de muerte.

 

-Mmm va, magdalenas se ha dicho.-Dije y volví hacia la cocina. Bigotes estaba repanchingado en el suelo. He aprendido que si los gatos se tumban en el suelo así es por que tienen calor y el suelo esta fresquito.

 

-Va te ayudo.- Dijo Niall detrás de mía.

 

-¿Pero no estabas jugando con los chicos?- Pregunté.

 

-Eh no, solo hay tres mandos.

 

-Ah bueno, pues venga.

 

Cerré la puerta de la cocina detrás de nosotros, Niall se puso el delantal y empezamos con las magdalenas. Esto iba a ser divertido.

 

 

(….)

 

 

 

 

-¿Esta lejos?- Le pregunté a Harry.

 

-En cinco minutos, no te sulfures.-Me contestó el.

 

Estábamos en el coche de camino a casa de Liam.

Niall y yo ya habíamos acabado de hacer las magdalenas, las cuales  ya habían acabado en una gran guerra de comida, un baño en la piscina (aún con el uniforme puesto) y después una ducha para quitar los restos del paquete  levadura de las magdalenas que me había tirado Niall por la cabeza un rato antes.

Como podréis deducir, al final las magdalenas no se inflaron lo suficiente.

 

-Me has dicho eso hace cinco minutos.

 

-Eso es porque ya hemos llegado.-Me contestó Harry.

 

Aparcó delante de una boita casa, ni muy grande ni muy pequeña, era perfecta.

Tenía el tejado de color verde claro y la fachada era toda blanca.

Típica casa inglesa.

 

Salí del coche, cerré la puerta y fui a la parte de atrás a recoger a Bigotes, el cual ahora estaba metido en la bolsa de viaje.

Harry salió, cerró su puerta y los dos entramos al camino de piedras de la entrada.

Toqué al timbre y segundos después la puerta se abrió.

Apareciendo de ella la pequeña chica que se sentaba a mi lado en clase.

 

-Eh… hola, ¿Buscáis a Liam? Acaba de llegar del gimnasio.

 

Harry asintió con la cabeza y la pequeña chica entró en la casa supongo que para buscar a Liam dentro.

 

Tardó un rato pero al poco tiempo debajo de marco de la puerta apareció un chico moreno con el pelo mojado (supongo que acababa de salir de la ducha del gimnasio), una piel bronceaba que daba gusto de ver, unos cuantos tatuajes repartidos por el cuello, los brazos y las manos, unos ojos color café que me miraban de arriba abajo y una nariz respingona que me hacía mucha gracia.

Harry no mintió para nada cuando dijo que era bastante guapo, para mi gusto creo que se quedó corto.

 

-¿Y está ricura quién es?- Preguntó el moreno cachas de debajo de la puerta.

 

-S-soy Beth.- Tartamudeé y le dí una sonrisa que esperaba que no le pareciera diabólica.

 

-Eh….. Beth, creo que se refería al gato.- Me explicó Harry y estalló a carcajadas.

 

Mierda. Toma corte.

Liam me observaba con una sonrisa ladeada un poco coqueta.

 

-Oh si, claro, ya lo sabía.-Dije y notaba cómo mis mejillas ardían debido a la vergüenza.

 

-Seguro que lo sabias.- Dijo Liam.- ¿Pasáis?

 

-No, yo es que me tengo que ir, me toca la revancha con Louis.-Explicó Harry  y salió por la puerta.- ¿Puedes llevar a Beth luego a casa? Ya sabes donde está, es la casa de Lou.

 

-Eh si, claro ¿Por qué no?.- Dijo Liam y me miró, no se exactamente lo que me q           uería decir.

 

Miré a Harry de una forma que si las miradas matasen el ya estaría muerto y bajo tierra.

Salió por la puerta, Liam la cerró y pude oír el coche de Harry arrancando.

 

-¿Los conoces?.- Me preguntó Liam.

 

-¿Qué?

 

-Que si los conoces, a Louis y Niall.- Explicó mientras pasábamos al salón, muy bien decorado por cierto.

 

-Ah, si.- Contesté.-son mis vecinos desde que era pequeña y bueno, ahora he vuelto de Irlanda para vivir con mi padre por que a mi madre la han destinado en Chicago.

 

-Me gusta tu acento Irlandés.

 

-Am gracias, supongo.- Dije y me senté en uno de los sillones negros y con espampados verdes en los respaldos.-A mi tu acento inglés también.

 

Liam se sentó en el sillón frente al mío, cogió la bolsa en la que ahora iba Bigotes y lo sacó de allí.

 

-Espero que lo cuides bien, no me gusta la idea de dejarlo en casa de un desconocido.-Le dije.

 

-Tranquila, podrás venir a verlo siempre que quieras, solo tienes que llamarme antes. Soy amante de los gatos, a qui se lo va a pasar muy bien, ¿Verdad que si?.- Le dijo a Bigotes poniéndolo frente mientras frotaba su nariz con la suya.

 

Yo sonreí ladeadamente. Esa imagen era muy tierna.

 

-Bueno, pero para eso me tendrás que dar tu número ¿no?.- Pregunté coquetamente.

 

Dejó a Bigotes en el suelo y este vino hacia mi y se tumbó en mi regazo.

Liam rió.

 

-Me parece que te quiere mas a ti eh.- Dijo mientras reía.- Creo que tendrás que venir mucho por aquí.

 

-Tranquilo, no dudaré en hacerlo.- Dije y…. ¿era mi imaginación o estabamos coqueteando? Si, lo estábamos haciendo.

 

No tardó en darme su número, yo lo guardé en mi agenda de contactos y hablamos un rato sobre los cuidados de Bigotes y que si habría algo necesario que necesitara saber para cuidar de él.

A lo tonto se nos pasó el tiempo y ya eran casi las diez de la noche. La verdad es que hablar con Liam era muy cómodo.

 

-Oye, ¿Tienes habre? Podríamos ir a cenar algo y…

 

-No Liam, no quiero molestar. Solo llevame a casa.- Le dije sonriendo. Su intención de llevarme a cenar era muy mona por su parte.

 

-No es molestia Beth.

 

-No enserio Liam.- Dije.-ya es tarde y se tienen que estar preguntando donde estoy.

 

-Bueno vale.-Contestó.- Aunque es una pena, que lo sepas.

 

-Tal vez la próxima vez.- Contesté.

 

Los dos salimos de su casa, ya habiendo dejado a Bigotes dentro.

Entramos en el coche de Liam, arrancó y emprendimos camino a casa.

Estaba cerca, pero a decir verdad el trayecto se me hizo bastante largo con Liam al lado.

Pasamos todo el trayecto en silencio, pero no era un silencio incómodo, pasa nada.

Al lado de Liam me sentía muy cómoda.

 

Antes de que me diera cuenta Liam y yo ya habíamos llegado a casa y estábamos aparcados en frente de la puerta.

 

-Bueno…¿Ypara cuando la próxima vez entonces?-Pregunto Liam.

 

-Eh pues… mira, mañana es mi cumpleaños y no sé si los chicos harán algo o no, en todo caso te llamo y te pasas un rato ¿vale?.-Contesté abriendo la puerta del coche.

 

-Me parece bien. Te felicitaré entonces.

 

-Y yo te contestaré.-Dije y sonreí como una tonta.- Bueno Liam gracias otra vez por hacerte cargo de Bigotes. Adiós.

-Adiós Beth.- Contestó.

 

Yo salí del coche, cerré la puerta y rodeé el coche por delante bajo la atenta mirada de Liam.

Iba a entrar en casa, pero antes de que pudiera la ventana del coche de Liam bajó y yo giré sobre mis talones para poder mirarlo a los ojos.

 

-Eh… Beth, lo de ricura iba para ti.-Dijo con su acento inglés que me empezaba a gustar tanto.

Y mientras veía como aquel moreno buenorro que había conocido bajo el marco de una puerta horas antes se marchaba, mi corazon se estaba preparando para el amaratón.